Del nuevo año ¿esperamos o creamos?

Entre los mayariceros es común al iniciar el año, establecer diálogos acerca de los planes y proyectos para los siguientes doce meses.

Los más optimistas sabemos que habrá nuevas oportunidades y del trabajo consagrado saldrá algo mejor. En la marcha comprobamos que debemos tener los pies sobre la tierra y sacar mejor las cuentas, principalmente aquella que tiene que ver con la economía doméstica… ciertamente muy sufrida desde inicios de los 90 del siglo pasado.

Mayarí puede ser uno de los municipios privilegiados en el país, sobretodo porque asumimos aquí un programa de desarrollo integral que tiene en la agricultura su base primera, como eslabón fundamental para asegurar la alimentación.

Ello está estimulado con la red de trasvases construidos y que parten desde la Presa Mayarí, considerado embalse primario para entregar agua a las áreas necesitadas del líquido, que no son pocas en el oriente cubano y hasta en las provincias centrales.

Para los mayariceros el año 2013 aparece como desafío. Las prioridades siguen siendo las de finales del año pasado: recuperar las viviendas dañadas por Sandy, sembrar muchas viandas, mejorar los servicios de salud y elevar las ofertas culturales.

Considero que el reto también entraña la reparación de viales, el fomento de una arquitectura que salve los elementos tradicionales de los poblados locales y enriquecer la transportación de pasajeros elevando el número de ómnibus,  más adecuados.

Son muchos los sueños y aspiraciones de un mayaricero. El nuevo año recarga las energías para buscar aquello que no alcanzamos en 2012.  El presente periodo traerá alegrías, de eso no hay dudas, aunque debemos saber que lo realmente  sublime sigue siendo el valor humano que damos a cada gesto, a cada acontecimiento noble que protagonizamos los hombres y mujeres de este mundo.






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