Se fue la voz del bolero en Mayarí

Estuve lejos cuando su partida definitiva. Siempre lo consideré maestro y amigo, hombre sencillo que enamoró con su canto fiel y atrajo musas nuevas a su tierra de Mayarí.

Así podemos definir a Rolando Neyra Lamarque, el hijo de Manacal que saltó a la luz del canto un día y se convirtió con la gracia divina de los tiempos en inspirador y aedo.

Este Neyra cantor incansable, es el  único hasta hoy que desde Mayarí puso su voz inconfundible en un filme cubano. Recuerdo con agrado sus historias sobre aquella Vidas Paralelas, pieza memorable para el devenido principal exponente del bolero en estas tierras.

No lo vi cuando partió. Lamento el hecho triste. Supe que la banda de música despejo la oscuridad del silencio y por instantes enmudeció el sollozo de familiares y amigos.

Rolando Neyra estuvo siempre más allá de aquel tema popular que acompaño a los Tainos como símbolo y asidero. Fue voz líder del conjunto convertido en orquesta. Llegó a dirigir aquel grupo de apasionados a la música.

En una ocasión me habló de su vida. Ese día llovió fuerte sobre Mayarí y crecieron los arroyos. En el balcón de su apartamento contempló apacible el paso del tiempo.

Trovador… un bohemio en ocasiones. Amante fiel de aquel aguardiente fuerte que intentó en vano desgarrar su garganta.

Nos quedan sus huellas, en las esquinas de su amada ciudad y entre los grandes amigos. Rolando Neyra Lamarque dijo adiós un día en que No estuve y el hecho me conmueve. Es por eso quizás que hoy vuelvo  a su mirada, a sus cantos eternos y su sonrisa entrecortada.


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