Indagando en las hermosas historias que encontramos en Internet, encontré esta vinculada estrechamente a Mayarí, lugar donde vivo y donde saltan las alegrías cuando descubrimos nuevos tesoros que lo envuelven.
Aquí les dejo este manojo alegre de ensueños trovadorescos, resumido por Marta Valdés el 20 de febrero de 2011 y publicado para esa fecha en el sitio cubadebate.
Ecos de Mayarí.
A propósito del tema de hoy, quiero destacar lo estimulantes que resultan algunos comentarios de los lectores -asiduos o no-que llegan a esta página. No se me olvidan las precisiones que aportó Enmanuel Castell unos meses atrás, acerca de José Jacinto Milanés. Otro amigo mencionó el nombre del pueblo de Camagüey donde afirma que nació la cantante Freddy y yo revolví los mapas y las páginas de ese libro-tesoro que se llama Cuba en la mano buscándolo y, no conforme, comencé a indagar con una amiga camagüeyana acerca de la posibilidad de girarle un dinero a alguien de por allá para que se diera un saltico y tratara de iniciar una nueva cadena de indagaciones hasta que me di cuenta de que estaba entrando en una dimensión que nada tenía que ver con el dominio de mis recuerdos.
Aquí les dejo este manojo alegre de ensueños trovadorescos, resumido por Marta Valdés el 20 de febrero de 2011 y publicado para esa fecha en el sitio cubadebate.
Ecos de Mayarí.
A propósito del tema de hoy, quiero destacar lo estimulantes que resultan algunos comentarios de los lectores -asiduos o no-que llegan a esta página. No se me olvidan las precisiones que aportó Enmanuel Castell unos meses atrás, acerca de José Jacinto Milanés. Otro amigo mencionó el nombre del pueblo de Camagüey donde afirma que nació la cantante Freddy y yo revolví los mapas y las páginas de ese libro-tesoro que se llama Cuba en la mano buscándolo y, no conforme, comencé a indagar con una amiga camagüeyana acerca de la posibilidad de girarle un dinero a alguien de por allá para que se diera un saltico y tratara de iniciar una nueva cadena de indagaciones hasta que me di cuenta de que estaba entrando en una dimensión que nada tenía que ver con el dominio de mis recuerdos.