Las singularidades de una década.

Aún están vivos los ecos del primer festival década prodigiosa Recordar es volver a vivir, encuentro que nos propuso miradas distintas a un periodo matizado por los aportes a la cultura No solo desde la Música.

Los días vividos, merecen apuntes necesarios porque sin dudas dejaron contribuciones edificantes para la cultura mayaricera, sobre la base del conocimiento que ofrecieron sus espacios teóricos, donde ciertamente fue escaso el público, más acostumbrado a la música de la década que a los encuentros de pensamientos sobre aquella época…como bien llamara en varias ocasiones Diego Félix Hernández, representante nacional de ese movimiento.

El sectorial de cultura sigue armándose de grandes eventos para el territorio, al sumar el festival de la década prodigiosa, Mayarí alcanza la vanguardia provincial entre los municipios con mayor número de programas culturales que trascienden.

Para el éxito del proyecto, fue vital el apoyo del sectorial de cultura y el entusiasmo de la directiva del club Paquito González, con Amado Fornier al frente, así como el desarrollo de iniciativas puestas en prácticas por el Museo, La galería, el Cine, la casa de la cultura y  la biblioteca pública, además de la librería Wilfredo Willians  con una permanencia constante durante este encuentro.

En medio de las restricciones económicas que atraviesa un sector presupuestado, como el de cultura, realizar un festival que está fuera del plan anual, fue reto bien retribuido, ya que los mayariceros mostraron agradecimiento y la última noche algunos la catalogaron como de lujo, cuando en la plaza de la cultura la agrupación Banda América se fue a los clásicos de los años 60 y 70 del siglo 20.

Reflexionar sobre este acontecimiento, nos permite también recordar que el primer festival década prodigiosa demostró que el espacio de los clubes que defienden ese legado, debe ir más allá de la opción nocturna asumida para bailar y tomar algunos traguitos. Debe sobre todo constituir una vía para el intercambio cultural que enriquezca la vida espiritual, propiciando conocimientos y placer.

La ganancia en sus aportes socioculturales y la concreción del evento, resultan aplastantes y nos permite soñar en grande. La década fue ahora a su realeza primera, permitiendo a jóvenes y adultos redimir la memoria de aquellos años donde el mundo fue revolucionado por la los pensamientos progresistas y su música.



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