El periodismo clandestino y su aporte a la Revolución cubana

Tomado del periódico Granma.

Si no se está dispuesto a desafiar los riesgos de cualquier tipo, los riesgos de agresión militar como los riesgos de su propaganda, no se puede dar respuesta adecuada al enemigo; intimidarse ante la propaganda es como intimidarse ante los fusiles del enemigo. No hay que tener miedo a nada; eso lo hemos aprendido perfectamente durante 21 años. Fidel Castro (1980)

La prensa y propaganda clandestinas fueron factores muy presentes en el proceso insurreccional de la Revolución Cubana, tanto en el llano como en las montañas. Desde el inicio se caracterizó la lucha en el campo de las ideas, en la certeza de que se trataba de un combate obligado a ser violento y que se decidía fundamentalmente en el apoyo popular, en la moral y ética capaces de convencer del objetivo justo y así elevar la bandera de la razón histórica.
Controles de la dictadura en los medios de prensa a los que subvencionaba espléndidamente, impedían conocer la verdad de los hechos revolucionarios, sus fundamentos y objetivos. Así, desde el asalto al Moncada se trató de engañar al pueblo mediante campañas orientadas a tratar de restarles prestigio a los revolucionarios y sus acciones. El tener claridad sobre esa batalla y enfrentarla con los pocos recursos disponibles, caracterizan la determinación de la dirección revolucionaria, con Fidel Castro como el máximo combatiente también en la lucha por esclarecer la verdad ante el pueblo.
El más contundente ejemplo fue la prioridad que le dio el Jefe de la Revolución a la necesidad de informarle a la población sobre los crímenes contra la mayor parte de los asaltantes al Moncada, después de los combates. Era lo más importante entonces y Fidel dirigió desde el presidio todo el proceso para editar y distribuir sus palabras de defensa en el juicio, el demoledor documento conocido como La Historia me Absolverá.
En todas las etapas esa sería la cuestión de primer orden, tanto en la lucha liberadora como después del triunfo. Así ocurrió desde el desembarco del Granma, cuando tuvo que demostrar que estaba vivo, lo que logró con la entrevista que le hiciera Herbert Mattews para el New York Times; y luego en el mismo enero de 1959, cuando organizó la Operación Verdad.
Aunque todas las organizaciones revolucionarias contaron con órganos periodísticos clandestinos, en el 26 de Julio se alcanzó imprimir numerosos títulos de gran circulación. Puede afirmarse que llegó a tener ediciones y circulación masivas, debido a las grandes tiradas y la orientación de que cada ejemplar circulara de mano en mano.
Dar a conocer la verdad de los hechos, razón fundamental de su existencia, se vinculaba con la recaudación de fondos y la promoción para la adquisición de los bonos, servir de fuente informativa para medios locales e internacionales y, lo que considero tuvo una función de gran importancia, como base para la creación y organización de células revolucionarias: el hecho de evaluar al destinatario de cada ejemplar y la identificación que se producía al estar comprometidos con la tenencia de esas publicaciones era clave en ese sentido.
En las ciudades, en especial La Habana, la represión de los cuerpos policiacos era muy grande.
De otra manera, mediante medios alternativos de la prensa legal en la prensa escrita y la radio, en lo fundamental, contribuyeron parcialmente a romper con la censura del régimen dictatorial.
También fue de gran apoyo la propaganda en las paredes y los muros, volantes, copiar la letra de la marcha del 26 de Julio en el Príncipe por parte de los presos políticos y hacer posible su reproducción en igual forma por militantes y colaboradores fuera de la prisión, caricaturas intencionadas que burlaban la censura, periódicos manuscritos en cárceles y el presidio, publicar ediciones en el exterior que luego se distribuían en Cuba, corresponsalía anónima de la revista norteamericana Visión y no pocas iniciativas, donde fueron de gran trascendencia la retención de Fangio y la noche de las cien bombas.
Algunos periodistas que participaban en el programa Ante la Prensa ayudaron al realizarles preguntas difíciles a los personeros del gobierno, así como a dirigentes políticos en general, y el ampliamente divulgado 03C (cero compras, cero cines, cero cabarés) en el medio televisivo; sirvieron de apoyo como armas de combate a favor de la verdad.
Culminación de tantos esfuerzos informativos y orientadora fue la fundación de Radio Rebelde por el Che en la Sierra Maestra. Ese medio fue la demostración palpable de la falsedad de una frase acuñada como que el medio es el mensaje. Desde su inicio Radio Rebelde se fue imponiendo como el medio más influyente en la esfera periodística en un país que tenía gran desarrollo de los medios de prensa.
Lo determinante no consistió en la potencia y alcance de la emisora, sino en lo que representaba como órgano de una revolución auténtica, verdadera, y el principio ético que cumplió al no mentir jamás.
Fue el mensaje el que hizo a la victoriosa emisora. Además, su función permitió generalizar la comunicación entre los destacamentos del Ejército Rebelde y como fuente para emisiones del exterior. Si hubo en la prensa clandestina la práctica de pasar los ejemplares de mano en mano, las informaciones de la emisora revolucionaria, aunque era difícil de sintonizar, servían para promover a divulgadores voluntarios que les daban carácter masivo a las informaciones.
Momento estelar de Radio Rebelde sucedió cuando Fidel hizo el llamado a la huelga general revolucionaria el primero de Enero de 1959, mensaje que fue captado y transmitido por medios de la radio y la televisión donde trabajaban combatientes y colaboradores. El apoyo popular al llamado validó la relevancia concedida al papel del pueblo cubano en aquella coyuntura histórica, política aplicada y defendida por el Movimiento 26 de Julio con la autoría de su jefe máximo, Fidel Castro.
Desde el principio, la Revolución Cubana es ejemplo contundente de que la verdad debe explicarse de manera convincente para que contribuya a formar conciencias profundas y firmes. Creer que la verdad se abre paso sola ha sido un error de no pocos movimientos de izquierda y revolucionarios, los que han descuidado la necesidad de divulgar, dar a conocer los hechos y las ideas y así han dejado ese campo al adversario. ¿Hay algún líder revolucionario o revolución que se haya sabido defender e impedir la satanización de los medios imperialistas como Fidel Castro y la Revolución Cubana?
Esa enseñanza tiene el sello de la combatividad demostrada durante más de medio siglo por el proceso revolucionario cubano. Así ocurrió desde la fundación de El Acusador hasta las reflexiones del Comandante en Jefe en nuestros días. Si un ejército aparentemente poderoso fue vencido en el terreno de las armas, también fue y es victorioso el uso de las armas políticas e ideológicas del periodismo y la comunicación que no mide el tamaño del poder mediático adversario, sino la justeza de las ideas que defiende y la determinación de dar las batallas necesarias.
El 2 de diciembre de 1956, cuando se produce el desembarco del Granma, solo han transcurrido casi diecisiete meses de la salida de Fidel hacia México y ya existe y está organizado el movimiento revolucionario 26 de Julio en todo el país. Hoy el movimiento de la prensa alternativa tiene ese carácter y será capaz de organizar más y mejor a los pueblos, de contribuir a que sean invencibles.
Si en el pasado la prensa clandestina cubana ayudó a formar un destacamento nacional revolucionario en muy poco tiempo, en la actualidad hay muestras evidentes de que también los procesos progresistas y revolucionarios en los países de América Latina se han desarrollado y se desarrollan con la oposición de los medios reaccionarios locales y los imperialistas y sin embargo, avanzan con celeridad.
La prensa clandestina o cualquier medio utilizado no representan en sí mismos otra función que la de ser instrumentos en los que el mensaje es lo determinante para influir o no en la conciencia y conducta de los destinatarios. De no lograrse la identificación entre ellos no es posible la comunicación y por tanto no se alcanza otro objetivo que el de divulgar e inclusive confundir, engañar.
Esa es la cuestión esencial que hace a los medios poderosos imperialistas y a sus subordinados incapaces de ser todopoderosos, como pretenden y creen. Aunque es importante conocer el potencial que tienen, lo decisivo consiste en estudiar los aspectos que los caracterizan, sobre todo en sus debilidades, y consecuentemente adoptar formas de enfrentarlos, a pesar de la desventaja en recursos financieros y tecnológicos. Es por ello que los medios clandestinos del proceso insurreccional cubano lograron influir en la población, hasta tener apoyo mayoritario.
Lo determinante para ello fue que lo que decían tenía como base fundamental un destacamento guerrillero convertido en Ejército Rebelde que encarnaba el sentir popular y representaba el mejor mensaje informativo y propagandístico de la prensa clandestina y Radio Rebelde.
Mas no se redujo el éxito a tener la razón, de ser lo necesario y justo, sino de hacerlo de manera creativa y ética, de respetar la inteligencia de los receptores y defender con firmeza sus intereses. Decir solo la verdad, por adversa que fuera, significó que el respeto y la admiración se convirtieran en la adhesión, el apoyo creciente del pueblo. No hay verdad mayor que la justicia, ni sinónimo mejor que la ética.


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