LO TAMBIÉN NO OLVIDADO DEL MOTEL BITIRÍ

La reconstrucción capital del principal centro hotelero en el Municipio de Mayarí, el Motel Bitirí, dejó malos sabores en el proceso inversionista y aún hoy, casi al cierre de la obra, queda mucha pintura colgada de la brocha.

Luego de casi una década pujando para la remodelación del inmueble, convertido en símbolo local para los mayariceros, el organismo inversionista (Empresa de comercio y gastronomía) mostró incapacidad para acometer proyectos y llevarlo a vía de hecho.

El estado ha tenido que desembolsar una suma millonaria para poder continuar con la obra, paralizada en varias ocasiones por la falta de insumos, incumplimiento del organismo constructor y sobre todo por las incongruencias del inversionista (comercio) al no demandar el presupuesto adecuado para los trabajos.

A lo anterior se suma que la empresa constructora de obras del Poder Popular (ECOPP) fue la escogida para realizar los trabajos y en muchas ocasiones demostró incapacidad, hecho que hizo adoptar nuevas estrategias a la dirección provincial de la entidad para cumplir con lo pactado.





La nueva ejecución del proyecto incluyó la habilitación de mayor número de habitaciones (de 23 paso a 42) y modificaciones esenciales en la piscina, restaurante y nuevo edificio administrativo.

Varias críticas han hecho las autoridades políticas a inversionistas y ejecutores. Recuerdo que en una ocasión, hace cerca de tres años, realicé una entrevista al pianista Frank Fernández y ello causó revuelos porque el artista reconocía como inadmisible que el Bitirí estuviera en aquellas condiciones.

No fueron pocos los que aseguraron que el caso del Motel Bitirí era el ejemplo más malo de proceso inversionista realizado en el país durante los últimos años, no puedo ser tan categórico pero la nueva joya hotelera que hoy se nos ofrece pasó por todas las aguas de una reconstrucción lenta y escabrosa.


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