La intérprete de Vamos a
Jugar quedó atrapa por halagos musicales de los que habitan en ese
pueblo intramontano y en comunidades cercanas como Vivero Dos y La Mina,
quienes corearon las canciones en un concierto que festeja los quince años de vida artística de
la holguinera devenida símbolo de la canción infantil contemporánea en Cuba.
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