La nueva Yuma


Más de siete se han ido del barrio, de la cuadra. Dicen que más de setecientos se han ido del municipio aunque aún no cuentan las estadísticas oficiales.

Brasil, Ecuador, Rusia, Chile, México… cualquier lugar es bueno, siempre que haya posibilidad de llegar hasta la frontera con Estados Unidos y se cuente con el respaldo financiero necesario.

Viajar a la Yuma es el sueño, sobrevivir en la Yuma es la otra realidad que al pasar de los días se torna pesadilla.

Quizás algunos buscaron la palabra Yuma en los viejos Wéstern transmitido por la TV, en los años donde la diligencia corría por los desiertos y los pistoleros hacían de las suyas para llegar al prometido lugar de mejor vida y abundancia.

La euforia por llegar a la Yuma parece ir en descenso. Son menos los que los sueñan desde el barrio. En ello tiene culpa el contar de la gente que ha llegado.

Hace solo minutos leí en facebook la historia de una joven de Chavaleta en Mayarí que muere por volver, pero me dice la esposa de un amigo que su  marido llora en cada llamada.


Es la nostalgia, la añoranza. Se saben con sabores distintos, en la abundancia del trabajo y las coca colas, en las tiendas abarrotadas y sin mesuras, pero le falta esencia vital de existir: la libertad plena para andar, la familia con los sabrosos platos de chicharo, el vestir diario del uniforme escolar del hijo, la bicicleta con el pedal roto, el coche que pasa repleto…la cultura formada e insustituible.

Los más realzan los valores humanos erigidos en los hogares cubanos, la mezcolanza diversa y rica de la barriada, la singularidad  de vivir  en un país sin flagelos de las drogas o violencia, donde los vecinos nos vamos a una partida de dominó bajo el primer foco eléctrico; los menos acarician el anhelo de riquezas fáciles y con desprendimiento inquietante cuentan sus logros o exhiben las mesas cargadas de comidas.

Increíble es percibir como el sueño de la Yuma se transforma, evapora ligero. Ahora cambia en los ojos de muchos y la Yuma perfila el nuevo escenario para la mayor de las antillas.

Así lo escucho. En dialogo lo expresan los viejos amigos del barrio con los que jugaba a las bolas de pequeño.   La Yuma ahora es Cuba. El lugar deseado, el principio del doble o triple trabajo del día. El sitio donde están los padres y hermanos, esos que lloraban por no saber donde estaban sus seres cuando atravesaban a la América para alcanzar el fin.

Escribo estas líneas inspirado en un amigo que hoy precisamente lleva tres días sin comer porque echa de menos a su niña de seis años, porque supo que el uniforme escolar la viste por vez primera y no puede verla, porque desea estar entre sus amigos más íntimos y porque se ha dado cuenta que el desamor abunda en una sociedad donde el consumo prima y la vida es solitaria pese a la multitud.

Me dijo entre sollozos: la Yuma es Cuba, ahí se está mejor porque No te consume la vida. En cuanto tenga un chancee vuelvo a la Yuma.





3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Honestamente , no niego que se extrane . Que de vez en vez por no decir todos los dias uno se percata que le falta algo , y es eso con lo que crecio , con el barrio , pero si vamos mas alla , nos damos cuenta que en la "Sociedad consumista" : si Hay amigos , si se disfruta , y mejor que nada , recoges los frutos de TU trabajo sin mas alla ni mas aca , lo tuyo es tuyo ... si extrano a mi mama , a mi hermano , pero habra realmente una razon por la cual ellos no puedan venir a verme , a visitarme de este lado ? Asi sea venir aqui a darse cuenta que aquella es "La yuma" ???

Anónimo dijo...

Emigrar no lo inventaron los cubanos, a pesar de que donde quiera que llegan son los mayores inventores, hacen de todo, son los mejores, ellos si pueden cambiar esto o aquello. Pero no inventaron emigrar, porque es una forma de desaparecer o de faltar o de borrarse, que es como estar muerto, «y el ausente se parece al difunto».
Entre los griegos antiguos, aquel que ocasionaba un desorden político le daban dos opciones: el ostracismo o la cicuta. El ostracismo era emigrar, desaparecer de la palestra política, ser condenado a vivir fuera de su patria. La cicuta era un veneno mortal. Muchos prefirieron la cicuta, tal es el caso del ilustre Sócrates. Los cubanos, siempre inventores, en el exilio han obtenido una mezcla amarga, no mortal, amarga, de cicuta con ostracismo, y la llevan clavada en el alma. Por eso siguen adentro aunque prefieren estar afuera, y viceversa... Opina tú.

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