Los sueños de la semana de la cultura.


Este lunes finalizó en Mayarí la semana de la cultura en su trigésimo séptima edición. El considerado como más importante evento de identidad local, transitó por altas y bajas en cuanto a la realización de actividades y la consolidación efectiva de estas.

Se habla mucho de calidad y buen tino a la hora de organizar eventos, pero escapamos a la realidad y en la mayoría de los casos seguimos contando con la buena voluntad del azar.

Esta semana tuvo uno de los mejores inicios que he disfrutado en los últimos años. La gala inaugural fue realmente un reflejo de lo nuestro, de lo cubano y mayaricero. Idea Original, buen guión y talento de altura.

Los días sucesivos sin embargo me dejaron con deseos de disfrutar más. En la mayoría de las actividades organizadas, volvió la indisciplina de iniciar fuera del horario pactado y promocionado, en otros casos fue peor: asuntos de transporte, falta de aficionado y otras garantías logísticas, malograron el acabado de varias iniciativas.


Resaltamos el trabajo del Museo, y en especial el evento dedicado a Fidel y el simposio de investigaciones. Aplausos para la casa de la cultura en el encuentro de Coros y canturías y también agasajos para la librería Wilfredo Willian, con presencia diaria animada por el audio del Cine Mayarí.

No tenemos información aún del porqué algunas actividades fueron cambiadas de horario o lugar, cuando por la Radio la promocionamos en tiempo. Tampoco sabemos las razones que motivaron suspender el cierre en la plaza de la cultura en la noche de este lunes.

Pueden existir justificaciones, pero ciertamente la semana de la cultura para los mayariceros pasó y pudo ser mejor.

Los regalos musicales de Tainos de Mayarí y Eliécer Aldana, quedan también como buenos sabores. Al igual que la presentación en la plaza de nuevos grupos musicales que desean y tocan son con gusto.

Hay que resaltar además la presencia de los artesanos en los portales de la galería de arte y la extensión de las romerías de mayo en una Noche para viajar al teatro vivo en la casa de la cultura.

Considero que el alto número de actividades programadas le jugó una mala pasada a la organización del evento. Recordemos que en estos casos y en otros, lo mejor es concentrar recursos para que lo que se haga se haga bien y no dejé mal humorado a técnicos, aficionados y público.



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