lunes, diciembre 03, 2018
emimundo Cuba
Félix Cabrera Martínez es hijo creador de Mayarí. Gusta de Escribir y tiene como profesión la investigación científica.
La obra literaria La Puerta Cerrada, Premio de la ciudad Holguín 2010. Es una de sus piezas literarias, que regala un manojo de historias fascinantes, de esas que nos atrapan a la primera mirada.
Félix vivió casi siempre en uno de los sitios más calmos y naturales de Mayarí: Güairajal. Para llegar a aquel sitio, donde vivió con su mamá Carola, hay que caminar entre lomas y sudar algunas gotas. Eso seguro le dio fuerza a su imaginación creadora.
La recompensa es poder contemplar un paisaje sin salpicaduras de concreto, asfalto o hierro. Observar el tibio andar de las vacas, traspasar las vegas de tabaco en Guayabo y cruzar un puente estrecho sobre un río minúsculo.
¡Y claro, el principal regalo es conversar con Félix y Carola! estar atentos al perrito juguetón y tomarse un vaso de leche tibia, aún con los sabores de la vaca.
Aunque ya no vive en Guirajal, es un escritor mayaricero con mucho que contar. Está alegre por los resultados de su último libro y sabe que llega a muchos con nuevos horizontes interiores, narrados en los cuentos.
Con la Puerta Cerrada, Félix Cabrera Martínez, integró la nómina de los contados escritores mayariceros que tienen sus publicaciones.
Siempre nos invita y en su sencillez campechana, con algunos años brotados, deja claras sonrisas y amistad constante, porque Félix es como su hermano Felipe, solo un poco más delgado, pero incansable en su andar y búsqueda.
La obra literaria La Puerta Cerrada, Premio de la ciudad Holguín 2010. Es una de sus piezas literarias, que regala un manojo de historias fascinantes, de esas que nos atrapan a la primera mirada.
Félix vivió casi siempre en uno de los sitios más calmos y naturales de Mayarí: Güairajal. Para llegar a aquel sitio, donde vivió con su mamá Carola, hay que caminar entre lomas y sudar algunas gotas. Eso seguro le dio fuerza a su imaginación creadora.
La recompensa es poder contemplar un paisaje sin salpicaduras de concreto, asfalto o hierro. Observar el tibio andar de las vacas, traspasar las vegas de tabaco en Guayabo y cruzar un puente estrecho sobre un río minúsculo.
¡Y claro, el principal regalo es conversar con Félix y Carola! estar atentos al perrito juguetón y tomarse un vaso de leche tibia, aún con los sabores de la vaca.
Aunque ya no vive en Guirajal, es un escritor mayaricero con mucho que contar. Está alegre por los resultados de su último libro y sabe que llega a muchos con nuevos horizontes interiores, narrados en los cuentos.
Con la Puerta Cerrada, Félix Cabrera Martínez, integró la nómina de los contados escritores mayariceros que tienen sus publicaciones.
Siempre nos invita y en su sencillez campechana, con algunos años brotados, deja claras sonrisas y amistad constante, porque Félix es como su hermano Felipe, solo un poco más delgado, pero incansable en su andar y búsqueda.
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Cultura
