martes, junio 28, 2016
emimundo Cuba
La mirada se ancla en la cima. Allí sobre lo más alto, a lo lejos. El alba parece disiparse con el paso de las horas y el tiempo se acalora rumbo al medio día.
Es una metáfora de la vida. Los cubanos asumimos más de mil caminos para andar en ese día a día de búsqueda, aunque ciertamente hace ya mucho definimos un sistema que tiene al ser humano en el centro.
Ahora cuando el horizonte enfría, sumido en los nuevos conflictos del petróleo y los boicots al sistema de izquierda gestado para la unidad de las América, la mayor de las antilla afianza sus matices de singular Revolución.
La experiencia es inmensa, acumulada por nuestros abuelos y padres. En el pasado citamos periodos complejos, donde la escasez estuvo en todas partes y la alternativa era una sola: sobrevivir.
Fue la creatividad del cubano la que hizo la magia. Nos impusimos a los inventos menos in-imaginados, hurgamos en las sabias de las piedras y saltamos al nuevo siglo curtidos por los 90.
Hoy el horizonte es otro. Salimos de las grandes deudas con el exterior, aunque la dependencia económica No esté alcanzada y sigamos viviendo los altibajos del suministro petrolero.
Es cierto que el pueblo cubano está afianzado, pero sin dudas es más diverso en pareceres.
Abocados a nuevas crisis, pensar y actuar serían alternativas que contarían con la madures legada por el llamado Periodo especial.
El horizonte tiene luces, el turismo es una de ellas. Se espera que muy pronto sean millones los que vengan a las playas cubanas. Será aliciente para una economía urgida, donde la alternativa debe ser emprendedora.
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