El más cálido de los soles acompañó la tercera jornada del encuentro de agrupaciones soneras Mayarí 2018. Plazas y otros espacios abiertos fueron colmados desde temprano por músicos, bailadores, expendedores de productos diversos, caminantes y curiosos.
La fiesta se vive intensa y diversa. En las esquinas hay tiempo para una cobija de sombra al lado de las edificaciones más altas y entrada la tarde la extensa área custodiada por verjas abre los bailables en los Munene y la plaza Martín Meléndez Pitaluga.
La galería de arte Mayarí develó las obras del artista plástico Walter Zaragoza y las piezas permiten observar rostros expresivos con cargas simbólicas, que al decir del creador, mueve su voluntad hacia una experiencia siempre nueva.
El jolgorio sonero no es solo música y baile, como algunos creen. En la mañana del viernes la Casona cultural recibió a Nengón Imías y hubo clase magistral sobre formas, estilos y matices que hacen construir esta vertiente musical atemperada en Guantánamo.
En la propia instalación sesionó el coloquio Raíces y tendencias del son, con evaluación para las ponencias: Proyecto sociocultural Sueños, Aramis y Xiomara Meléndez en la música mayaricera, y El patrimonio musical en Cuba, actualidad, amenazas y retos.
Durante las horas vespertinas los asistentes al más importante evento musical del Valle, agradecieron la defensa a la identidad nacional que realiza el repentista y decimista Emiliano Sardiñas, al tiempo que en las áreas bailables algunos sudaban camisas con el septeto Mayanabo, Los Reyes de la tumba, Mateo Rumba y Tainos de Mayarí.
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