Fundación de Mayarí



Uno de los  temas más polémicos en la Historia de Mayarí es la fecha y circunstancias en que se produjo la fundación del poblado

El texto que presentamos seguidamente es el conjunto de investigaciones realizadas por la historiadora Alberta Rodríguez Almira .

Hasta la década del 80 del siglo XX se tenía como válida la afirmación del historiador Mario Vaillant de que su origen se remonta a 1757 en la zona conocida como  Sabaneta del Cocal. Se basaba fundamentalmente en datos obtenidos por transmisión oral y apuntes del obispo Morel de Santa Cruz que en su visita eclesiástica a la isla afirmaba  que para esa fecha había cerca de  300 vegueros en este partido.

Estudios posteriores  realizados por el investigador Casto Díaz, reflejaron la existencia de importantes documentos que datan del período entre 1752 y 1848  entre los que se encuentran cartas, informes y acuerdos del cabildo de Santiago de Cuba, los mismos  aclaran muchos enigmas que se han mantenido en la memoria histórica de los habitantes de estos parajes, a  la vez nos obligan a un reanálisis e interpretación  de los factores y condiciones que hicieron posible la fundación de un pueblo.

¿Qué intereses y motivaciones se mueven en torno a la fundación de un pueblo en los alrededores de la bahía de Nipe entre 1750-1850?
¿Qué factores retardaron la culminación de este proyecto, y junto con él, el desarrollo económico social y cultural de la región?

¿Cajimaya, Juan Vicente o Mayarí? ¿Por qué se concretó  la fundación en el lugar menos apropiado desde el punto de vista geográfico?

La respuesta a estas interrogantes nos permitirá explicarnos mejor no solo de dónde venimos sino también quiénes somos y hacia dónde vamos .La configuración de nuestra ciudad, su arquitectura, y el modo de ser de sus habitantes tiene profundas raíces en su pasado. Nuestras montañas, el valle y el río, sobre todo él, temido y amado, va marcando en sus curvas, vegas, barrancos, lagunas, y deltas; el surgimiento y desarrollo de una comunidad humana con características propias: el mayaricero
Antecedentes.

En 1492 el Almirante Cristóbal Colón  durante su primer viaje recorrió la costa norte de Oriente, creyó que las montañas que veía detrás de golfo donde se encuentran las bahías de Nipe, Cajimaya y Cabonico no pertenecían a Cuba. No pasó desapercibido a su vista la hermosura de las montañas que bordean el valle y quedó vivamente impresionado; en su diario escribió:

 ”Las montañas que desde antier he visto por estas costas y destas islas que le parece que no las hay más altas en el mundo ni tan hermosas y claras sin niebla ni nieve y al pie de ellas grandísimo fondo¨
Durante el siglo XVI, época en que se fundan las primeras villas y se esclavizan las grandes masas de indios por el método de las encomiendas, el territorio de Mayarí permaneció olvidado; a ello contribuyó el aislamiento geográfico, la no existencia de grandes concentraciones de población aborigen ni de oro para satisfacer las ambiciones de los aventureros. Con la conquista de ricos territorios en el continente, la isla quedó virtualmente despoblada.

En el siglo XVII llegan a nuestra zona algunos colonos blancos que en fusión con descendientes aborígenes fomentaron el cultivo del tabaco a orillas del Río Mayarí y sus tributarios. Por sus características este cultivo no requiere de gran concentración de mano de obra, es estacional por lo general dura de tres a cuatro meses. La fluctuación de la población matizó los siglos XVII y XVIII, impidiendo con ello el asentamiento estable en la región.

Primer intento de crear un pueblo (1752-1793)

El primer documento que trata acerca de la necesidad de fundar un pueblo data de 1752. José Antonio de Silva y Ramírez , vecino de Bayamo elaboró un proyecto para crear una ciudad en esta parte de Oriente, recomendando inicialmente la zona de Cajimaya.

En su visita eclesiástica (1757), el obispo Agustín Morell de Santa Cruz da cuenta de sus impresiones que le causaron, de las costas de la región y la gran bahía de Nipe. En su recorrido sale de Baracoa en una balandra que habitualmente hacía viaje a Mayarí, para tomar tierra en este partido, predicar y confesar a 300 vegueros que se encontraban dispersos  y reconocer si había llegado desde Cuba  (Santiago) el presbítero que había destinado. No pudo concretarse por el mal tiempo, lo que nos priva de una descripción detallada del lugar, pero está muy claro que no había pueblo ni villa por estos lugares.

Para finales del siglo XVIII se incrementa considerablemente el cultivo del tabaco, su producción se estimuló debido al aumento de la demanda por la calidad de la hoja, el desestanco del tabaco, la creación de la subfactoría y la construcción de un almacén con el objeto de asegurar la compra y embarque del producto.

Hacia 1759 en la Hacienda San Gregorio se inicia el cultivo de la caña de azúcar y comienza la molida en el trapiche del mismo nombre. Ubicado en la Sabaneta del Cocal, fue nucleando a su alrededor varias casas rústicas, una iglesia, que ya en 1786 se consideraba parroquia, y el cementerio. Precisamente en este lugar quedó ubicado el primer núcleo poblacional bajo el nombre de San Gregorio de Mayarí en advocación a este santo patrón.

Para 1775 el trapiche contaba con 9 esclavos y 6 arrendatarios. Dispersos en la misma hacienda había 56 vegas con 109 esclavos y 107 arrendatarios y más de 20 casas. Este crecimiento poblacional y el auge económico estimularon los intereses por la fundación de un pueblo.

También fue intensa la actividad de corsarios y piratas favorecida por la desguarnición de la costa desde Gibara a Baracoa, afectando considerablemente la exportación de tabacos. En 1793 Don Lorenzo de Madariaga, Coronel de Ingenieros y Gobernador de Cuba despacha una Real Orden con el objetivo de examinar nuevas proposiciones para fundar una villa.
Un año después escribe al rey dando cuenta de la formación de una Junta de inteligentes que examinaría la propuesta de Don José Antonio Silva y Ramírez.

Aquella junta determinó declarar sin lugar la fundación de un pueblo y aprobar la de un curato con iglesia.

Hasta aquí el primer intento fracasado, proyecto que partía de las necesidades del desarrollo económico social de la región.

Segundo intento (1794-1817)
En los últimos años del siglo XVIII y principios del XIX se revierte la situación                             Desde el punto de vista oficial se conciben un grupo de planes para incrementar la población blanca en diferentes regiones del país: Nipe, Fernandina de Jagua, Guantánamo, Nuevitas, etc.
Su objetivo era contrarrestar el incremento excesivo de negros y posibles sublevaciones de esclavos como resultado de la trata.

La Revolución de Haití y los conflictos en la parte española de Santo Domingo, hizo que afluyeran a la región oriental colonos blancos (franceses y españoles) reafirmando la necesidad de estos proyectos.

Para su consecución, las autoridades españolas indican la creación de expediciones a diversos lugares y determinar las zonas de posible colonización y poblamiento.

Los trabajos estuvieron dirigidos por el Conde de Mopox y Jaruco . Para ello se le concedieron los cargos de Segundo Cabo, Subinspector de tropas. Se traslada Santiago de Cuba con un grupo de agrimensores y expertos de todo tipo. Esta comisión examinó el territorio de Mayarí entre 1797-1798.
Es interesante el informe que rindió dicha comisión por su valor económico y científico. No se limitaron a recorrer el territorio sino que describen con lujo de detalles el paisaje, propietarios, vegetación, corrientes fluviales, cultivos.

Trazó linderos y trochas para la comunicación entre las haciendas e hizo importantes recomendaciones “para que se hagan poblaciones, como es voluntad del rey para aliviar la situación de las familias que  se hallan errantes y miserables y beneficiar a familias procedentes de Santo Domingo, aliviar el erario de las pensiones que les suministran y ubicarlos en estos parajes ¨
En la citada comisión además de los auxilios de la tropa, se exigió a los propietarios de la región la entrega de los recursos de boca y ayuda en prácticos, incluía a los hacendados de Holguín que colindaban con la zona, para evitar lo sucedido en Guantánamo en que los propietarios fueron remisos a cooperar.Un documento recoge la relación de jornales devengados por prácticos, dueños de embarcaciones en su trabajo de exploración lo que nos da la medida de la envergadura de la expedición.

Las recomendaciones más importantes fueron:
1.-Levantar plano de Nipe, recorrer el terreno para delimitar distancias proporcionales.              Determinar tierras realengas, particulares, calidad de ellas, ríos y aguadas.
2.- En qué parajes se pudieran establecer población, preferiblemente orientadas de norte a sur con agua abundante, ningún pantano y que pudiera ser camino transitable
3.- Gratificación al individuo que se le asignase la misión tomando el dinero del fondo de milicias.
4.- Cuántas familias emigradas de Santo Domingo pudieran pasar a población, con ventajas y previo acuerdo.
5.-Valorar la posibilidad de terrenos realengos para fundar poblado.

En el año 1802 se comisionó al Sargento Mayor del Batallón  de Milicias de Bayamo, Francisco Griñán para que se dedique a materializar el proyecto, lo acompañaría su hijo Don Pedro María Griñán. Se le entregó además el proyecto que por conducto del Conde de Mopox y Jaruco había presentado uno de los herederos de la hacienda San Gregorio de Mayarí, nos referimos a Don Ignacio Soria y Quiñones.

La propuesta se basaba en la donación de 6 leguas a cambio de 25 caballerías de tierra de labranza y una manzana cuadrada en la población proyectada. Por su parte estaría obligado a edificarla y ocuparla con vecinos honrados en un  término de cuatro años. Propone vender a Su Majestad el resto de la hacienda por $ 14 000 que rebajado el quinto resultarían $ 11 200, de esta forma se garantizaría la tierra de labor necesaria para el empleo de los inmigrantes.

También se analiza el lugar propuesto según el reconocimiento del Conde que resultó ser una llanura elevada a 34 pies junto al río Juan Vicente, cerca de un paso de agua dulce y de la ensenada, con vista agradable, posibilidad de puerto, fresca por la brisa del mar, con inmensidad de terrenos fértiles, ubicado en la hacienda San Gregorio y cercano a Juliana.

Sus terrenos son propios para el cultivo del café, tabaco, algodón, cacao y  frutales.
Se encuentra a una legua del río Mayarí y es factible hacer un camino hasta el muelle (1800 varas), pero tiene como ventaja que el río Juan Vicente puede hacerse navegable hasta orillas de la población, en aquel momento llegaba a 500 varas. En fin era el lugar propicio para el comercio y la agricultura.

Como puede apreciarse no podía haber un mejor lugar para la población proyectada. Cajimaya había sido idea de José A Silva en 1752, quedaba relegada por Juan Vicente, relativamente cerca del mar, de las haciendas vecinas y del único camino que comunicaba con Santiago de Cuba, en el fondo de la bahía, resguardada de la acción de corsarios y piratas.

Nótese que en esta segunda etapa las autoridades han empleado recursos; el miedo a un nuevo Haití y las ventajas que ofrecía la población desde el punto de vista económico los llevó a no escatimar fondos. Hipócritamente el rey planteaba que era para aliviar la miseria y los sufrimientos de sus pobladores. ¿No era acaso la misma, años atrás, cuando la junta denegó la petición de José A. Silva?
Todo parecía indicar que en los años siguientes se concretaría la fundación de la villa: autorización del rey, determinación del lugar más apropiado, donación de terreno , propuesta ventajosa de venta de la hacienda San Gregorio que garantizaba el resto de las tierras para sitios de labor, entre otras ,eran condiciones favorables para llevar a culminación tal empresa.

En este año entraron al partido 500 vegueros, que se marcharon al finalizar la cosecha por lo que se hizo imposible fundar la villa. Se quejaron de que no hay un capellán estable que atienda sus necesidades espirituales y del exceso de impuestos ya que han de pagar $1.00 por cada esclavo y $2.00 por cada libre para satisfacer demandas parroquiales.

Esto nos da una idea de la falta de interés de los vegueros que anualmente concurrían; el aislamiento, la inseguridad, unido a los altos impuestos llevaron a que la zona no fuese atractiva para el establecimiento definitivo en la región.

Era de suponer que la donación que ofreciera Don Ignacio Soria y Quiñones no fructificara legalmente pues en esos momentos la hacienda estaba pro indivisa, es decir no se le había adjudicado a los herederos Para entonces el lugar indicado se había corrido hacia Charco Redondo, a 2729 varas del camino real, para resguardarlo mejor de posibles ataques de corsarios y piratas.

A continuación decae el interés por la fundación de la villa y aunque en 1817 se aprueba una real cédula estimulando la emigración blanca, era una realidad el fracaso de los proyectos.
A ello contribuyó la burocracia que caracterizó a la administración colonial, la poca disposición de las autoridades de Santiago de Cuba para entregar los fondos necesarios y los acontecimientos políticos que sacudieron la península.

El motín de Aranjuez ocurrido en 1808 y las pugnas que se suscitaron en el trono español fueron aprovechados por Napoleón Bonaparte que nombró rey de España a su hermano José. El levantamiento popular contra el invasor francés, la aprobación de la primera constitución, la derrota del invasor, el restablecimiento de Fernando VII y la vuelta al absolutismo monárquico mantenían muy ocupadas a las autoridades españolas. Esta inestabilidad política en la península se mantuvo hasta 1822. Por otra parte en el resto de las colonias americanas se inician los proyectos emancipatorios que culminaron con la proclamación de la independencia.

Fundación del pueblo (1820-1879).

La perseverancia de los herederos de la hacienda San Gregorio hizo que en 1820 se abriera nuevamente el expediente para examinar la solicitud que Don José Leite-Vidal y Don Rafael de Soria hacían para fundar por su cuenta un pueblo.

En un documento de la diputación Provincial de Santiago de Cuba dirigido a Don Joaquín Oses , arzobispo de dicha ciudad se da cuenta de los intereses de Don José y Don Rafael el que a nombre de los demás coherederos y de los habitantes del partido                                         claman porque “se construya en civilizada sociedad, reuniendo en un punto céntrico la población que siempre ha mantenido, pero dispersa y lejana en los incultos albergues de sus respectivas vegas a que los colonos y habitantes han consagrado en humildes peales¨

A partir de aquí una voluminosa correspondencia se establece entre los herederos y las autoridades, en ellas se aprecia el interés de los pobladores y herederos por que se agilicen los trámites y la falta de fondos para acometer tal empresa.De gran importancia para este análisis resulta la carta de los labradores del partido de Mayarí del 27 de febrero de 1821 firmada pos 22 personas y dirigida a la diputación provincial donde expresan deseos de mejorar su desgraciada suerte, se quejan de que no ha tenido lugar el establecimiento de un pueblo tantas veces recomendada por Su Majestad, y de los peligros a que se ven sometidos diariamente. En ella se muestra interés por la enseñanza y educación de sus hijos.

En se mismo año, el 23 de marzo Don José responde con una extensa misiva a la Diputación Provincial. Se replantean nuevas condiciones y se libera a las autoridades coloniales del proyecto, asumiendo totalmente los gastos.

Como quiera que se mire el Señor Leyte-Vidal arriesgaba todo su capital

Independientemente del móvil económico, que como se ve era incierto, la perseverancia de Don José y su interés por el desenvolvimiento de la región lo llevó a mantenerse firme en sus propuestas.  La Diputación acordó no aceptar el punto referido a que se le concediera el título de Marqués de la Caridad de Nipe, por considerarlo competencia del rey.

A la vez le pide que inicie los trabajos y que presente propiedades de los terrenos. Una nueva carta de los labradores, esta vez con 79 firmas explica el ansia por que se le de feliz término a lo acordado, a la vez expresan estar de acuerdo con pagar un peso por cada tercio de tabaco que se exporte pues las ventajas de la educación de sus hijos y a utilidad para la nación merecen tal sacrificio.

Al año siguiente en diferente documentación de puede inferir que no se han iniciado los trabajos, revueltas en la Diputación de Santiago han impedido que Don José pueda dedicarse totalmente a esta encomienda. En 1825 continúan las gestiones para que lo liberen de su cargo de Sargento Mayor de la Plaza de Santiago de Cuba (era ayudante mayor y cumplía funciones de sargento mayor).


Un interesante documento publicado el 29 de abril de 1825 por el Papel Oficial del gobierno de Santiago de Cuba da cuenta de las gestiones que desde 1752 se hacen para poblar el territorio de la bahía de Nipe.

El apego de Don  José a las leyes y ordenanzas de la época así como la actitud de las autoridades españolas, víctimas de la burocracia, entorpecieron la marcha de los trabajos. Una nueva carta de los labradores del partido de Mayarí explica que en 1826 se ha nombrado como juez pedáneo y Capitán de Partido al Comandante Antonio de León. Ese mismo año se construyó el cuartel y la casa curato.

¿Dónde? En el lugar en que actualmente se encuentra el poblado de Mayarí, a la orilla del camino viejo, en el borde izquierdo del río que era utilizado para acarrear mercancías hasta el puerto que se encontraba en la actual calle de La Marina.

Mayarí era reconocido como cabeza de partido . Según la legislación vigente en todas las ciudades o villas debía existir un ayuntamiento. En los pueblos que no gozaban de tales títulos pero eran cabeza de jurisdicción habría una Junta Municipal nombrada por un superintendente compuesto por 5 o 6 vocales bajo la presidencia del Teniente Gobernador.

Hasta el presente no tenemos constancia de la constitución de este órgano de gobierno. Solo se reconoce como autoridad un juez pedáneo y capitán de partido por lo que somos del criterio que aún no existe como tal un pueblo o villa, al menos reconocida jurídicamente.

Entre tanto el acariciado proyecto de Juan Vicente quedaba en el olvido
Los vecinos poco a poco se fueron mudando para la actual zona, ubicándose a orillas del río, por lo que el pueblo de una sola calle fue tomando la configuración larga y tortuosa que lo caracteriza. Al margen del reconocimiento oficial el pueblo quedó fundado de hecho en este año 1826.

Por su parte la Junta de Fomento, encargada del asunto, en lo sucesivo indaga sobre las posibilidades de Don José para llevar adelante los trabajos. Por mediación de Don Tomás Romay envían un extenso cuestionario  precisando datos para la autorización.

En este mismo año le piden informes al Comandante Antonio de León: se insiste en la posibilidad de Leyte Vidal, cálculos de valor, costos, factibilidad, productos, población. En 1828 determinan que toda la responsabilidad es de Don José.



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