Las últimas
lluvias, asociadas a dos frente frío que en el final de diciembre y principio de
enero llegaron hasta tierras mayariceras, dejaron intensa humedad en los suelos
del valle y los embalses completamente rebozados.
Sin dudas esto
trae consigo afectaciones en la agricultura, sobre todo en las áreas conocidas
como Valle Dos, donde el terreno es de fácil aniego.
Los beneficios
fueron para los ríos y arroyos locales, que en más de cien abundan en estas
tierras desde antes de llegar los españoles.
Las lluvias constantes,
aunque no intensas, hicieron demorar algunas obras constructivas y dejaron en
casa a más de uno, porque vinieron acompañadas con bajas temperaturas.
Los más viejos
hablaron de las Cabañuelas, una añeja costumbre heredada de los campesinos y
venida de Europa, que asegura que de llover los primeros siete días del año
garantiza agua para los siguiente doce meses, en correspondencia con el día de
la lluvia.
Entre aguacero y
aguacero los mayariceros vieron llegar el año 2018, periodo que estará colmado
de entusiasmo y optimismo según la mayoría.
Mientras el norte
del mundo parece congelarse, este tiempo en el oriente de Cuba hace sacar los
abrigos empolvados durante mucho tiempo, aunque sin llegar a disfrutar de los
copos de nieve y sí de una majadera llovizna que parece no querer marcharse.
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