Desarrollo Local: del dicho al hecho.

Durante tres días estuve entre colegas en la capital cubana, La Habana. Allí, en el instituto Internacional de periodismo José Martí, hubo espacios para definir conceptos acerca de un fenómeno que en muchos municipios cubanos va tomando forma bajo el nombre de Desarrollo Local.

El enfoque de la prensa a los temas que genera este programa, definiciones y proyecciones estuvieron en el debate buscando anclar definitivamente una estrategia de comunicación mediática que ofrezca visibilidad a lo que hoy toma forma en el llamado nuevo modelo económico cubano (o actualización del modelo económico cubano).

Durante el enriquecedor intercambio, pude comprobar la vitalidad de algunos de estos programas de desarrollo local en distintos municipios del país. Se trata en definitiva de inyectar capital a sectores claves en la economía de los lugares escogidos, sobre la base de utilizar recursos propios y convertirlos en riqueza de todos.

Aunque ese todo No es el conocido hasta hoy como balance nacional, recursos que son creados en los municipios y luego repartidos equitativamente por varios territorios de la nación o región.

Compartir la riqueza entre todos, muestra ahora un nuevo rostro. Los beneficiados son los propios vecinos del lugar.

El taller de marras trajo aclaraciones necesarias, como las diferencias entre programa integral de desarrollo y programa de desarrollo local. En el primero el municipio responde a una política ministerial y claro, ofrece beneficios en varios acápites como fuentes de empleo, salarios y nivel de vida, pero la mayor parte de las producciones van a sustituir importaciones y distribuir desde arriba, como decimos en buen cubano.

Volviendo al programa de desarrollo local, debo decir que responde también a una política de país que busca solventar las grandes necesidades existentes hoy en los municipios de la nación, sobre todo en aquellos alejados de los grandes centros urbanos.

Este abre nuevas expectativas y lentamente comienza a cambiar el rostro de aquellos bateyes donde otrora molía un central azucarero o dinamiza el paso de pequeñas industrias en decenas de pueblos, condenados en su mayoría al ofrecimiento de servicios.

El primer grupo de periodistas y otros comunicadores que cursó el taller de programa de desarrollo local en la Habana, tiene el compromiso de acercar los matices de estos (PDL) a la población desde la perspectiva mediática. Ahí pasa el matiz crítico que evalúa lo hecho y lo por hacer.

La responsabilidad conmina a evaluar las estrategias planteadas para lograr comprender o  entender en su justa medida de qué se trata y sí ciertamente ese desarrollo necesario, aterriza en lo profundo de las comunidades cubanas.

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