Viajero de montaña, agricultor arrepentido.


Héctor Luis Aña Herrera, decidió visitar a un amigo en Arroyo Seco con la intención de incorporarse al cultivo de café que este tiene en la intrincada zona de Jicotea.

Aunque Héctor estaba resuelto a viajar al lugar tuvo que desesperar ante los constantes fallos del transporte, que en la última semana incumplió con casi todas las salidas programadas.

El mayaricero decidió caminar desde lo alto de pinares hasta su destino (hablamos de cerca de 16 km desde Pinares) y comprobó que son muchos los vecinos de Arroyo Seco que enfrentan el difícil viaje en la guaguita de San Fernado...Un ratico a pie y otro caminando.

Luego de varias horas de andar, el viaje se hizo aún más complicado al conocer que el bote que le ayudaría a pasar el río para alcanzar los predios de Camarones, estaba fuera de servicios porque se mantenía en reparaciones desde hace poco más de un mes.



En el camino a Jicotea supo también de las dificultades para llegar con la mercancía de la canasta básica hasta la bodega y de los desesperos en tiempo de cosechas de café, cuando de transporte se trata.

Dice este caminante agudo, que el cansancio de una gira tan larga y extenuante le hizo cambiar de parecer y abandonó la idea de convertirse en un cafetalero.

Héctor Luis Aña Herrera, puede ser cualquier paisano nuestro con buenas intenciones de prosperar en las Lomas de Arroyo Seco, pero paralizado ante la dura realidad que impone un transporte inestable, por demás ineficiente e incómodo.

Ya supimos que ayer en la tarde le fue reparado el cloche al carro de Arroyo Seco y que este reinició su recorrido, pero sigue siendo una solución temporal a un asunto que sabemos escapa a las posibilidades del municipio.

Lograr estabilidad en el servicio de transportación de pasajeros hacia las montañas mayariceras, debe constituir prioridad si queremos sostener la nobleza de las personas que habitan en ella.


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