Para quien no presume de afición al Béisbol, resulta doblemente meritorio el hecho de lograr una patente de la Oficina cubana de propiedad industrial OCPI por la innovación de un equipo que contribuye a mejorar el desempeño de los lanzadores, una dificultad recurrente en la disciplina deportiva en el país en los últimos tiempos.
Adentrarse en el mundo de la innovación supone la necesidad de crear para buscar soluciones a problemas latentes a la vez que entraña especial atracción por el tema. Sin embargo, Arnoldo Martínez Acosta, profesor de la Facultad de Informática, Matemática y Turismo de la Universidad de Holguín, artífice del ingenioso dispositivo computarizado concebido para el diagnóstico y entrenamiento de lanzadores de Béisbol, confiesa que está muy lejos de ser un estadista y empeñado observador de juegos de pelota. Aun así, amparado en sus conocimientos sobre el tema y el afán constante por indagar y renovar le permitieron articular varias ideas hasta conformar el artefacto.
Con esta creación la Universidad de Holguín, a un año de su integración, logró obtener su primera patente, un aspecto sobre el que se trabaja en la casa de altos estudios, devenida en uno de los polos científicos más importante del territorio.
Sobre la idea de concebir el dispositivo comenta Arnoldo: “Cuba tuvo una hegemonía muy grande en la pelota amateur, pero cuando desapareció perdimos las fronteras y descendimos. Hay una gran diferencia entre los pitcher nuestros y los del resto del mundo, eso hace que a nuestros bateadores les cueste mucho trabajo realizar su función y que a los lanzadores les bateen con facilidad. Gran indicativo de la necesidad de elevar el nivel de preparación y buscar las vías para hacerlo”.
Alentado en los resultados poco favorables del pitcheo cubano, se dio a la tarea de indagar cómo ayudar a resolver el problema. Partió de una idea macro, cuyo éxito estuvo también en la búsqueda minuciosa en Internet y el intercambio con colegas de otras disciplinas y expertos de la pelota. De este modo comenzó a dar los primeros pasos en la concepción del aparato. También tuvo en cuenta que no existiese uno igual. Sometió el proyecto a consideración de la OCPI, bajo todos los requerimientos y exigencias que demanda la entidad, encargada de determinar la originalidad de la innovación que resultó certificada a los efectos.
En qué consiste la buena nueva explica el profesor: “Básicamente funciona como una mascota (catcher) que se mueve en un plano controlado por una computadora. Requiere de cámaras para captar las imágenes de los lanzamientos, programación y procesamientos de cálculos estadísticos para medir la velocidad y precisión de los lanzamientos, un diseño de entrenamiento y de otros elementos esenciales que deben estar exquisitamente engranados para su correcto funcionamiento. Es por eso que en su confección intervienen cuatro disciplinas, Informática, Mecánica, Automática y especialistas en pitcheo”, destaca.
De acuerdo con Arnoldo es preciso tener en cuenta el tipo de material a usar en su fabricación, pues debe ser resistente y moldeable para soportar el impacto de la pelota sin dificultades”, agrega.
Acerca de la intención de sobrepasar las dimensiones de la pequeña maqueta del dispositivo, indica Arnoldo que, más allá del financiamiento resulta vital la seriedad con que las entidades encargadas deben asumir la producción.
“Queremos fabricar un prototipo y probarlo en la provincia. En ese sentido estamos dando los primeros pasos, aunque todavía no hay certezas. Creo que falta mucho por andar en el camino de aprovechar todo lo que en materia de investigaciones, ideas, proyectos y diseños genera la Universidad. Quizá por eso se ve un poco limitado el paso final para concretar la utilidad de esta herramienta, que es un modo de ayudar, tecnológicamente, a conseguir la precisión en los lanzamientos y contribuir al rigor de los entrenamientos.
Arnoldo, con más de 19 años de graduado en Ingeniería Electrónica, posee experiencia en las lides de la innovación y ha participado en otros proyectos con resultados satisfactorios e igualmente patentados.
Tomado de periódico Ahora
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